sábado, 18 de octubre de 2014

Para siempre es mucho tiempo !

Era como si el insomnio encendiera la memoria al menos la de ella,  aunque dicen que cuando uno no puede dormir es porque está despierto en los sueños  de alguien. Quizás fuera cierto y también él estuviera pensando en ella.
Habían coincidido en un momento de sus vidas muy opuestas en aquel lugar lejano y extraño  , él era de otra región y ella de otro país. Ninguno de los dos buscaba amoríos ni flirteos pero era indudable que  se atraían mutuamente. Por motivos diferentes se respetaban y admiraban  se sentían unidos allí  donde todo era distinto para ambos.
A aquellas horas de la madrugada sentía su mirada tan vívidamente  que él parecía estar presente;, aquella mirada que besa , que habla, que grita que se expresa sin ofender imponiéndose a cualquier otro gesto de su ser. Cuando ella se sentía sola él se acercaba como adivinando sus pensamientos y la abrazaba de la única manera que sabía, con mucha fuerza. Fiel a la característica de los hombres de allí era muy perceptivo, sensible a los  pensamientos ajenos, por eso en las mañanas le decía: " anoche te soñé y estabas  triste " o incómoda o molesta...siempre  acertaba hasta cuando  decía que ella no lo  había dejado dormir pensándolo .. Ahora la situación parecía repetirse a pesar de la distancia que los  separaba.
Lejos del hogar y sin afectos cualquier muestra de cariño era bienvenida por eso se prodigaban elogios y palabras cariñosas sin que  los demás notaran el discreto acercamiento que  había entre ellos.
El era un hombre lleno de vitalidad todavía joven que  a menudo hacía alarde de su  físico mostrándose  semi desnudo cargando grandes pesos  a la vista de ella. Su musculatura espléndida sus incipientes canas, su virilidad y aquella forma de mirarla la inquietaban y él lo sabía. Cuando estaban completamente solos él se atrevía a decirle  bajito: " no sé si es tarde pero creo que me enamoré de tí "  o simplemente " te amo mi reina ".
Cuando la causalidad los separó hubo un abrazo apretadísimo y un susurro al oído que ella tiene muy presente todavía después de un año " Sé que volverás por mí " Ahora a la distancia esas  palabras y su  mirada palpitan en la mente de la extranjera que recibía silenciosa y discretamente aquel amor sin atreverse a corresponder. En algún lugar de aquel país había hijos pequeños que esperaban ansiosos una llamada o la visita de su papá y una mujer acostumbrada a que los hombres que trabajan lejos tienen " sus cosas " por allá. Esa familia era la muralla que ella jamás treparía para gozar de  aquel amor tardío, si él amaba  a la madre de sus hijos  era otra historia, ahora lo que dolía era la certeza que él  tenía de que ella volvería a buscarlo.
El pasaje de la extranjera por  aquellas tierras dejó huellas en la gente de la zona, se hizo querer y quiso a los lugareños sinceramente pero sus obligaciones la arrancaron de allí devolviéndola a su país a su cultura, a la gran ciudad y a la soledad de su casa. Al despedirse  en el momento de partir las lágrimas asomaron a los ojos  de todos clamando porque se quedara. Ella lloraba también sabiendo que no podía quedarse en aquel paraíso, se iba con dolor para siempre.
Mientras intenta olvidar, más recuerda y la cama parece un infierno donde se consume. El sueño no llega y las palabras resuenan en su mente como si él la estuviera llamándola desde lejos.
Casi sin darse cuenta de pronto se encontró pensando en la vigencia de su pasaporte en el  costo del pasaje, las horas de viaje y la ropa apropiada para aquel clima tropical. El sol empezaba a despertarse colándose por la ventana del dormitorio hasta su alma....
Para siempre... es mucho  tiempo !!!
                                                                                                    Jennifer Gil Pesci